Las inundaciones de la temporada 2016/17 en nuestra
ciudad han dejado su marca.
En las casas afectadas dejaron la marca del nivel
hasta donde subió el agua y barrió con todo.
En el ánimo de los damnificados la marca es mucho más
difícil de borrar. No sale con cepillo y cloro. La misma es invisible e
indeleble. Está en el ánimo, en los sentimientos de cada uno de los inundados.
Ánimo exacerbado por la falta de asistencia, de presencia o de tacto de las
autoridades en sus distintos niveles.
Muchas veces la palmada de acompañamiento en el hombro
del vecino que ha sufrido las inclemencias del tiempo y la falta de obras, es
más importante que las esperanzadoras promesas a cumplir y las falsas promesas
para salir del paso.
El Estado está para ayudar a los vecinos. Esa sería la
situación ideal que dista de la realidad.
La provincia rápidamente salió a ofrecer una “línea de
créditos blandos” de $150.000 con tasa de interés del 12% con un plazo de 48
meses y un año de gracia. Si bien es cierto que el interés es bajo respecto a
los valores actuales de mercado y muy tentador para alguien que quiere tomar
una obligación financiera, tenemos que tener en cuenta que dicho crédito es
otorgado a damnificados por las inundaciones.
Significa que aquel que quiera acceder a esta ayuda
económica, deberá pasar por el filtro de las validaciones crediticias. La
mayoría, por no decir todos los vecinos, tiene sus tarjetas de crédito al
límite y/o están pagando cuotas de otros créditos, con lo cual el valor ofrecido
inicialmente se reduce drásticamente.
Para ser presentada como ayuda, tendría que haber sido
a tasa 0. Muy mala la actitud del gobierno de lucrar sobre la necesidad de los
damnificados.
Lo que se presenta como una ayuda termina siendo un
salvavidas de plomo.
Los que están más complicados, como ocurre en todas
las situaciones, son aquellos vecinos que están fuera del sistema o no
bancarizados (suena más elegante). Son los que primero se inundan porque viven
donde el brazo del Estado llega a cuenta gotas. Pero también aquellos vecinos
que trabajan en “negro”. Para ellos prometen subsidios. La promesa del subsidio
fue obtenido ante la presión de vecinos autoconvocados de distintos barrios
damnificados en una reunión donde fueron recibidos por funcionarios municipales
pero donde estuvo ausente el Intendente Martínez. En dicha reunión no se le autorizó
el acceso a la Prensa para la cobertura periodística y la correspondiente
transparencia.
Las soluciones no van a llegar en el corto plazo
porque se necesitan Obras Estratégicas de Infraestructura.
La Gobernadora Vidal, que es quien tendría que dar la
palmada en el hombro al bonaerense inundado, está de vacaciones en México. Por
sí mismo ese hecho no tendría objeción. La objeción está en que hace solo un
par de semanas hizo un spot publicitario recomendando vacacionar en la costa
bonaerense. Y lo peor, en la campaña 2015 se rasgaba las vestiduras en pos de
los bonaerenses inundados.
Esa palmada en el hombro que necesita el vecino
tampoco parece llegar. Lo que se dice en campaña queda en la campaña electoral.
Nota publicada en Primera Plana www.primeraplana.com.ar