martes, 10 de julio de 2007

En Barrio Kennedy se convive con un cráter

En las recorridas por los barrios de la ciudad de Pergamino uno se encuentra con situaciones muchas veces inexplicables. Inexplicables desde la visión de los ciudadanos que tratamos de analizar las distintas situaciones que nos presenta la vida cotidiana. Cosas lógicas y coherentes. Solo eso. No se piden soluciones mágicas u obras faraónicas para resolver los problemas de los vecinos y de esa forma aumentar su calidad de vida. Esa calidad de vida, que en definitiva es lo único que nos llevamos de esta tierra, está en el lugar donde vivimos. Donde pasamos todos y cada uno de los días de nuestras vidas. Donde crecen nuestros hijos y se desarrollan nuestras esperanzas. En la zona núcleo de la soja hay pecados que no podemos dejar que se cometan. Y esas pequeñas cosas pasan la mayoría de las veces por la administración pública. POZOS CRONICOS
Los vecinos del Barrio Kennedy en el segundo cruce de nuestra ciudad, me cuentan que se sienten desamparados. Tienen un pozo que por sus dimensiones es casi un cráter. Hace mucho tiempo que está en la esquina de las calles Juan Bosco y Guiraldes. La incomodidad de los vecinos se ve en el tránsito diario de ellos mismos y de los proveedores que tienen que entrar al barrio para surtir a las despensas. El que directamente no entra a esta parte del barrio es el colectivo. Llega hasta la esquina. Hay una garita que nos recuerda que en algún momento el colectivo presto un verdadero servicio. Pero hoy no. Tienen que correrlo desde varias cuadras cuando lo ven acercarse al barrio. Total los vecinos tienen paciencia y aguantan.
ALGO INCONCEBIBLE
Es inconcebible que un municipio con una superficie de 300.000 hectáreas de las mejores tierras del mundo, con 100.000 habitantes y un presupuesto de $48.000.000 pueda tener zonas urbanas donde los vecinos ya no pidan mejoras, sino que las imploran.