viernes, 6 de agosto de 2010

Promesas incumplidas o falsas promesas


Nuestros dirigentes políticos, en todos sus niveles (nacionales, provinciales o municipales) tienen la triste virtud para el ciudadano en general de ser especialistas en anuncios. Los denomino, los anunciadores. Tienen una gimnasia particular para realizar esa tarea ya que anuncian obras y planes de todo tipo sin que estos se realicen en lo más mínimo. Es más, se ha dado el caso de anunciar e inaugurar dos veces la misma obra.
Esto mismo pasó con la Autopista Pilar Pergamino. Desde que tengo uso de razón se viene anunciando que la obra ya está por realizarse. Que pronto comienzan los movimientos de tierra. Que en breve va a ser una mejora para todos los ciudadanos que transitan por ella. Pero pasa el tiempo, pasan los gobiernos, pasan las distintas elecciones con sus pomposas promesas y la autopista no se hace.
Mientras tanto los vecinos mueren como moscas en las rutas argentinas. Las estadísticas al respecto son escandalosas. Según la organización Luchemos por la Vida, se mueren 22 personas por día en accidentes de tránsito. Al año llegan a ser cerca de las ocho mil muertes en todo el país. Eso sería como imaginar que se cae un avión por semana de Aeroparque. Pero las muertes producidas por el tránsito son dispersas por tanto no causan el impacto necesario para que “los anunciadores de turno” traten de solucionar el trágico problema.
AUTOPISTA PILAR PERGAMINO
El corredor de la Ruta Nacional 8 debe ser una de las vías de comunicación terrestre sin duda más estratégico del país. Llega hasta la Provincia de San Luis pasando por localidades como Rio Cuarto, Venado Tuerto y Pergamino entre otras tantas. Desde el punto de vista de la producción es una salida de toda la producción agrícola ganadera y paso obligado del tránsito del Mercosur. El cuello de botella se produce a medida que nos acercamos a la Capital Federal. Desde Capital hasta Pergamino hay una distancia de 220 kilómetros.
Para no aburrir con esta novela les recuerdo que en el año 2005 en su visita a la ciudad de Pergamino el entonces presidente Néstor Kirchner prometió entre otras cosas una inversión de aproximadamente ochocientos millones de pesos la cual estaría terminada en un periodo de seis años.
En dicho año electoral se hizo el anuncio. En el próximo año electoral, 2007, se realizaron obras relacionadas con las cabinas de peaje y solo 20 kilómetros. Debe haber pocas cosas tan vergonzosas como esa en todo el país.
Los ciudadanos que transitaban por esa ruta debían pagar un peaje de 4,5 pesos por solo veinte kilómetros de autopista.
NUEVOS ANUNCIOS
Como no podía ser de otra manera el Estado rescindió el contrato que tenía con la empresa de Eunekian.
Eso dio paso a otro gran anuncio en la Casa Rosada, esta vez por parte de la presidente Cristina Fernandez donde prometió la construcción de la misma por un monto de 1.600 millones de pesos.
Mientras los anuncios se van produciendo y se transforman en promesas incumplidas, los ciudadanos padecen el transitar por rutas rotas, inseguras, peligrosas. Por cuestiones del azar a algunos de ellos les toca el tiro de gracia y fallecen en la ruta.
Aunque en realidad hay una gran diferencia entre una promesa incumplida y una falsa promesa.
La promesa incumplida está relacionada con la incapacidad crónica de muchos de nuestros funcionarios públicos. Prometen y luego no saben como realizar lo prometido. Les falta capacidad, preparación para el cargo que ocupan.
Pero a veces las promesas son falsas. Las realizan sabiendo que no las van a cumplir. Nos embaucan. Nosotros dejamos que nos mientan.
En el caso de la Autopista Pilar Pergamino es un ejemplo de una obra que se anuncio con bombos y platillos dos veces en el término de cinco años.
No creo que sea una promesa incumplida. Me da la sensación que es una nueva falsa promesa.
Ojala que dentro de unos años tenga que escribir un nuevo artículo retractándome.
Pero la historia contemporánea argentina me hace dudar de esto.