sábado, 20 de marzo de 2010

Ya nada nos moviliza...

Todas las semanas nos enteramos que han ocurrido hechos de inseguridad en el país y en nuestra ciudad en particular. Entre las diversas cosas que eso genera, lo más preocupante es que nos vamos acostumbrando a esa situación.
Hasta no hace mucho tiempo el asesinato de un vecino nos dejaba atónitos. Nos paralizaba el corazón pero nos movilizaba en la calle.
Reclamos, protestas, reuniones en la plaza solicitando que al menos alguien informe de cómo se iba a solucionar este problema.
Esta semana nos golpea la noticia que un vecino es asaltado por dos delincuentes y que al resistirse es herido gravemente con un arma blanca cuando manejaba en compañía de su mujer en Illia y Ruta 8 a la 1:30 horas del sábado. Los atacantes huyen sin llevarse nada. Al cabo de varios días este vecino fallece.
Supongo que gracias al azar, los casos de inseguridad con finales de este tipo todavía no son tantos.
Además de la gravedad del tema, de la falta de recursos para la prevención del delito, de la ineficacia crónica de los instrumentos públicos para solucionar este problema (poder ejecutivo –nacional, provincial y municipal-, legislativo, judicial, policial) hay otro factor más importante.
Ese factor que tanto me preocupa es la falta de movilización de la sociedad cuando un vecino es virtualmente acuchillado.
Hace unos meses sucedió algo parecido con el cuasi fusilamiento del pibe Quiroz por parte de personal policial. Casi nadie se dio por enterado.
El sábado los delincuentes no se llevaron nada material y posiblemente estén en la calle. Pero a esta familia le quitaron nada más ni nada menos que la vida de este hombre.
Hoy por hoy como sociedad hasta eso hemos perdido, la capacidad de sorprendernos y movilizarnos ante casos que no hacen más que hacernos perder calidad de vida.