sábado, 21 de junio de 2008

Eficiencia para generar problemas

Uno de los objetivos de la administración es brindar información confiable a través de distintas herramientas para realizar el proceso de toma de decisiones por parte de los que dirigen la organización y de esa forma establecer el marco estratégico orientando las acciones para alcanzar los objetivos propuestos. Para la formulación de dicha estrategia las organizaciones necesitan tener un horizonte para realizar el proceso de la toma de la decisión. La decisión a tomar tendrá menor margen de error en tanto ese horizonte sea más previsible y sin tantos cambios en el contexto. Los cambios que se producen en dicho horizonte y que afectan el accionar de las empresas provocan turbulencias de distinta intensidad. A mayor intensidad de dichas turbulencias se producen escenarios de alta incertidumbre que complican las decisiones. Esas turbulencias son dadas por el mercado y sus variantes como la competencia, el contexto internacional, entre otras. Pero en nuestro país las turbulencias son introducidas por el que tendría que otorgar las reglas de juego y las condiciones para que todas las unidades productivas desarrollen sus actividades, cumplan los objetivos propuestos y generen valor y riqueza. En nuestro país el que introduce las turbulencias es el estado, en este caso por la forma en que modifica las condiciones de las reglas de juego (retenciones agropecuarias). La generación de valor y riqueza de una sociedad se produce mediante el trabajo de sus integrantes en las distintas unidades productivas (empresas) que son las que generan esa producción de riqueza. Encontraremos empresas muy pequeñas (compuesta solo de un productor) y otras de gran tamaño (compuesta de miles de personas). El empresario o el productor agropecuario deseará obtener el máximo beneficio en función de sus recursos, siendo este un principio básico en el proceso productivo. Nadie invierte para no ganar. Lograr que esta magnitud obtenga el máximo valor y su constante crecimiento en el tiempo, es el objetivo primario del empresario. Pero también, el empresario, tendrá otro tipo de objetivos como pueden ser aspectos de tipo emotivos, éticos, sociales, etc. (dar trabajo a otras personas, aportar a la riqueza del país, ganar en prestigio personal). El empresario debe interpretar cada vez con mayor precisión lo que está ocurriendo en el entorno competitivo y en función de eso definir estrategias y planes a seguir. Una herramienta que nos ayudará a corregir los problemas generados por las turbulencias enunciadas y que nos permitirá tener mayor conocimiento del contexto, es la planificación. Esto significa imaginar y diseñar un escenario futuro, que incluye un análisis del interior (lo controlable) y del exterior (lo que no controlamos) de la empresa detallando actividades, recursos, tiempos y las relaciones entre ellos. Esto nos ayudará a lograr que la empresa tome posición en el mercado para obtener el éxito deseado, es decir la mayor ventaja competitiva posible. Pero este razonamiento suena descabellado en nuestro contexto actual. Pensar en escenarios con las turbulencias lógicas de un sistema dinámico en nuestro país es casi imposible. Somos muy eficientes en generar problemas. Estamos nuevamente ante otra oportunidad histórica de desarrollo, situación que no se daba desde los primeros años del siglo pasado y que estamos dejando pasar. El mundo casi a unísono está discutiendo el tema alimentario y nosotros siendo un país líder en producción de alimentos no podemos resolver posiciones, casi de manera caprichosa.

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